lunes, 5 de diciembre de 2011

Armando el equipo de la Viña

                                            Cualidades esenciales para el trabajo

¿Qué es exactamente un equipo? Cuando Jesús llamó a sus primeros discípulos les dijo: “Síganme, y yo les haré pescadores de hombres” Estos hombres antes del llamado estaban acostumbrados a trabajar para si mismo en una pesca diaria, pero cuando oyeron la voz del Señor y le siguieron, se convirtieron parte de un equipo diferente y más grande, con pensamientos hacia valores eternos.
Jesús no vino a comentarnos temas comunes y a dar promesas, sino a enseñarnos como esforzarnos y pescar  juntos, a realizar una pesca trascendente  para el reino de Dios. Por eso, un equipo, es más que un simple grupo de personas. Un equipo es “pescar juntos uniendo nuestras fortalezas individuales y complementándonos unos a otros en nuestras debilidades para salir victoriosos”
 En este caso, nuestro equipo de la Viña es un equipo de avanzada para su desarrollo.

 ¿Que necesitamos para ser un equipo?

1. Necesitamos tener sueños comunes.

Nada importante ocurre sin un sueño. Para que algo grande llegue a suceder, se necesita un gran sueño. ¿Qué hay en tu corazón? ¿Qué te gustaría lograr mientras pasas por este mundo? La respuesta a estas preguntas solo la encontrarás a través de un sueño. Y para que ese sueño se haga realidad necesitamos un equipo. Porque a la verdad, uno es demasiado pequeño como para pretender hacer grandes cosas solo. Necesitamos transformarnos miembros de un equipo. Si queremos ver hecho realidad nuestros sueños acerca de la Viña de Santa Anita, necesitamos trabajar en equipo. Nos necesitamos unos a otros. Tú necesitas de alguien y alguien necesita de ti. Para hacer que la vida funcione a favor de nuestros sueños tenemos que descansar y apoyar, relacionarnos y responder, dar y recibir. Confesar y perdonar, alcanzar, abrazar y confiar. Ninguno de nosotros es un todo ni un sabelotodo. El juego tonto de jugar solo se ha acabado. Vamos a vincularnos. ¿Estás dispuesto ingresar e este equipo?  Si estás dispuesto, miremos rápidamente cual es ese sueño que nos une. (Ver la visión de la Iglesia)

2.  Necesitamos fortalecer la confianza unos a otros.

El primer atributo es la confianza, sobre ella se construye el resto de los atributos y es la base primaria de la creación de equipos. Muchas veces se intenta lograr Compromiso entre los miembros de un equipo sin antes lograr la confianza entre ellos: el resultado es un compromiso frágil que se desmorona ante la adversidad.

La confianza se construye más con hechos que con palabras. Cada componente del equipo debe tener una mente y un corazón abierto de manejar este dicho: “Cuando de contar se trata, los compañeros del equipo deben poder contar conmigo en forma incondicional, porque, no trabajo para él o para ella, menos para mí, sino para  lo que  hacemos juntos”

 Esta  es la esencia de la confianza. Pero esto no sucederá por casualidad o al azar, requiere de compromisos que unan nuestros corazones a pesar de circunstancias difíciles que podamos pasar. Para fomentar la confianza mutua, lograremos juntos lo que
hacemos. Por ejemplo: Nunca diremos. “Este triunfo es mío” sino, “de nosotros” Cuando alguien de nuestro equipo no puede avanzar, nuestro espíritu de equipo nos obliga a, si es posible cargarlo. Porque los triunfos o las derrotas no son individuales, sino de nuestro equipo.

Como todos somos adultos y totalmente maduros. Actuaremos en concordancia, y esperaremos lo mismo de quienes nos rodean.

No nos tendremos secretos. Todos compartiremos la información que nos afecta a todos, rápida y francamente trabajaremos para separar lo real de lo imaginario.

No nos mentiremos a nosotros mismos ni unos a otros. Ninguno de nosotros tolerará que alguno del equipo practique la falsedad o la hipocresía. La verdad será nuestra bandera de alta confiabilidad del uno con el otro.
Seremos hombres y mujeres de palabra. Diremos lo que queremos decir y haremos  lo que decimos y confiaremos en la palabra de los demás.

Mantendremos la calma y la serenidad en medio de los tiempos difíciles que pase nuestro equipo. Estaremos atentos unos de otros. Realmente creemos que somos guardas de nuestros hermanos. Por lo tanto, nos cuidaremos  unos a otros sin expectativas. 

Como parte del equipo jamás debemos sentirnos desplazados cuando otro toma nuestro lugar. Debemos ser concientes que el equipo necesita hacer ajustes para que cumpla su misión, pero nosotros seguimos siendo del equipo del reino de Dios. Ser parte del equipo del reino de Dios es más grande que jugar en una función específica.

3. Necesitamos protegernos unos a otros como miembros del equipo.

Esta cualidad es la clave del triunfo de todos los equipos grandiosos. Para que nuestro equipo tenga éxito, debemos protegernos mutuamente. El equipo sufrirá si alguien de nosotros solo tiene preocupación hacia sí mismo en forma egoísta.
El espíritu de comunidad es la que nos envuelve a ser uno. Nuestra comunidad  y comunión es nacida de lo alto, por lo tanto, estamos para crecer, trabajar y experimentar la presencia de Jesús juntos, dejando nuestros privilegios y derechos por debajo de los intereses comunes del equipo.
El lema de nuestro equipo será: “Puedes hacer lo que no puedo. Puedo hacer lo que no puedes. Juntos podemos hacer grandes cosas”

4. necesitamos comprometernos con el objetivo del equipo.

Construir un compromiso es una tarea difícil, porque tiene que ver con los intereses y valores de los integrantes de un equipo. Las personas se comprometen en la medida en que se sienten parte de algo, Muchos podemos estar en un equipo y no estar comprometidos con sus objetivos, simplemente estamos. En esta situación no estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos, ni a “ir más allá” en búsqueda de aportar el mayor valor al equipo.

Cuando nos comprometemos, damos lo mejor de nosotros y nos esforzamos plenamente para alcanzar los objetivos del equipo. La falta de compromiso puede estar dada por muchos factores, pero quizás uno de ellos y el que más atenta contra el compromiso, es la falta de alineación con los objetivos del equipo. Si hemos recorrido los pasos previos de tener sueños comunes: con la debida confianza  y la protección mutua, seguramente llegaremos al compromiso más rápidamente.

 Podemos tener los mejores jugadores en nuestro equipo y buenos recursos, pero eso no hace el equipo.  Todo miembro del equipo debe estar comprometido y dispuesto a sacrificar tiempo y energía a favor del equipo, sin ella, solo estaremos produciendo una “muerte lenta” de nuestros sueños de ser una Comunidad adoradora, una comunidad de compañerismo y una comunidad compasiva. Si el precio de ganar no lo pagamos todos, entonces todos tendremos que pagar el precio de perder. En ninguna cosa hay éxito sin sacrificio y nuestra comunidad no es la excepción.

 5. Necesitamos unir nuestros corazones en el arte de amar

Una de las características más sobresalientes de las enseñazas de Cristo, era la meta de la unidad en el arte amar entre sus discípulos (Su equipo) Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente y con toda tus fuerzas. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.” (Mr.12:30,31)

En este texto, Jesús nos llama a amar a Dios de una manera que abarque toda las dimensiones de nuestro ser: Corazón, alma, mente, y fuerzas. El amor por las personas es de manera similar, una motivación indomable y un producto natural resultante del amor a Dios.

Para preservar la unidad, Cristo nos dio una visión nueva de la esfera afectiva en su nombre, de llamarnos, “hermanos“Aplicar esta palabra “hermanos” a personas que no participan de los mismos lazos genéticos o de la misma historia familiar desde la más tierna infancia, es algo muy extraño. Sólo el nuevo nacimiento en Cristo, en forma misteriosa pero real,  nos hace  miembros de la familia de Dios. Esta familia  está más allá de los límites de los lazos genéticos, con una misma historia interior, en la cual cada miembro ha experimentado la gracia y el perdón para fusionarse en el amor.

Por eso, la unidad de nuestro equipo primordialmente debe estar  sustentada y sostenida en el arte de  amar, a tal punto que: El amor y el perdón llegue a ser  la mayor “venganza” a los que no nos pasan. Si  en nuestro equipo sentimos que nos falta la motivación lo mas seguro es que se nos ha agotado el combustible del amor. Es duro reconocer esto, pero es necesario. Dios ha diseñado el arte del amor como combustible de nuestro equipo.


6. Necesitamos practicar siempre una buena comunicación.

Un equipo solo puede triunfar con una buena comunicación. Necesitamos tener todos, el puente de acceso de la comunicación. Una comunicación franca, sincera, clara coherente y cortés. No queremos en nuestro equipo hombres, o mujeres que digan si a todo. Queremos que diga lo que piensa. En el equipo debatiremos, nos “devanaremos los sesos” hasta que quede  la mejor idea a favor del equipo, eliminando toda subjetividad. Pero una vez llegado a conclusión, seremos un equipo  de una misma idea y palabra. No habrá palabras de contradicción ni voces discordantes. Si esto no es así, no hay unidad de criterios,  la verdad es, que nuestro equipo no valdrá ni un céntimo. Por lo tanto, será mejor que aprendamos a vivir juntos como hermanos y hermanas, o moriremos juntos como necios. 

Que el amor del padre nos ayude a ser un gran equipo, un equipo de ensueño para su gloria.

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